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NOTÍCIES

ÍCARO

LE COOL | LAIA LÓPEZ MANRIQUE

Cuenta Ovidio en sus Metamorfosis que el arquitecto e inventor Dédalo, hecho preso con su hijo Ícaro por el rey Minos en el laberinto de Creta, construyó unas alas con cera y plumas de pájaro para poder escapar los dos, volando, de su encierro. Dédalo recomendó a Ícaro que no volara demasiado alto para que la cera no se fundiese por el contacto con la luz del sol, pero Ícaro desoyó a su padre, y “por el deseo de cielo arrastrado”, según escribe Ovidio, se acercó demasiado al sol y cayó al mar, ahogándose.

Albert Lladó reelabora en su segunda obra de teatro el mito clásico conjugándolo con la dramática y misteriosa figura de Andreas Lubitz, el joven piloto que decidió estrellar el Airbus Barcelona-Düseldorf contra los Alpes con 150 personas a bordo en el año 2015. Lubitz es Ícaro e Ícaro es Lubitz en una mascarada intemporal a la vez que profundamente contemporánea de que se sirve el autor para reflexionar sobre la condición humana, la tragedia de la libertad y la fascinación del abismo, situando la acción en el contexto de descrédito y hundimiento de la vieja idea de Europa. Una Europa que, como recogía Walter Benjamin de la boca de Franz Kafka, produce individuos habitados por “pensamientos nihilistas, ideas de suicidio que se alzan en la cabeza divina”; un continente-contenido que ha olvidado lo humano, despreciándolo, y un humano, el europeo, que, como Lubitz y el Ícaro del mito griego, han hecho del exceso de posibilidades al alcance de su mano la pista de aterrizaje de su propia caída mortal.

Ícaro responde a una apuesta indudable por el buen teatro de texto, que se ocupa del lenguaje de manera privilegiada y bebe tanto de la filosofía como de la poesía. El texto pone su mayor énfasis retórico en el despliegue de la metáfora y en el diálogo, ágil y angustioso, de dos personajes, Dédalo e Ícaro, magníficamente encarnados por los actores Eloi Benet y Padi Padilla. El trabajo actoral más que notable va de la mano de la dirección de Marcela Terra y la puesta en escena, parca y delicada, nos invitan a entrar en una obra que seduce por su densidad, su hondura y la actualidad de su propuesta.

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